MI VIAJE de Sergio Neinadel
Subo a aquel interno de la 14 ramal Antenas que huele a pino. Todo brilla.
Especialmente brillan los tapizados de cuerina, los revestimientos de madera terciada, y obviamente, los espejos donde se leen los nombres "Rodolfo," y "Julita" en diagonal a los biselados. Al centro del espejo frontal hay una calco de Gardel y cuelgan dos escarpines.Uno rosa y otro celeste.
Sobre la palanca de cambios que florece desde el piso a la derecha del conductor una hermosa esfera de colores irradia luz colorida cada vez que el chófer frena.. Su rostro me parece conocido. Cada vez que gira de perfil para cortar boleto intento robar información pero salvo la nariz y un poco más ...el resto se me oculta entre el brillo de una calvicie y lo ridículo de un bigote.
Por la radio se escucha la voz de Héctor Larrea en su Rapidísimo anunciando a Rufino interpretando....un tango cuyo título ,por culpa del bocinazo, no llego a distinguir.Tras recorrer con la mirada los llamativos farolitos de colores uno por uno me puse a leer los cartelitos que anuncian que: " La prohibición de fumar rige tanto para el conductor como para los señores pasajeros" o aquel otro, que proclama : "En época invernal, mantenga cerradas las ventanillas". Incluso hay un cartel más que sin asco, nos alerta: "Prohibido escupir".
Tener siete años y ser curioso me permite comprender aquellos códigos y la mística convicción del augur impreso en los boletos capicúa.
El viaje se me hace corto y ya debo bajar. Bajo. Ya en la vereda con todo el peso de la gravedad y el saltito habitual...me desprendo de la inercia, miro hacia atrás.En un último intento trato de ver al que conduce. Pero es tarde. Se aleja mientras miro que feliz me saluda con su mano y me guiña el ojo ese que soy con siete años y mi debut como pasajero.
Llorando vuelvo a no se donde con mi ridículo bigote y está nariz incorregible. Pelado nostálgico con un boleto picado . Eso soy.