
(A la generación de la Noche de los Lápices)
Camino de duraznos amarillos
y el orgullo, misterioso latido,
traspasado por las risas
en un día de futura primavera.
A veces pienso que fue un viaje,
de soles y utopías, cercado de
amistad y adolescencia
y enseguida llueve abrazo
entre pasos y jardines.
Luego, siento que florece el olor
a un boleto desgastado
casi ámbar,
en tus manos,
en un cálido rincón
de tardes somnolientas,
en las que un beso anduvo vuelteando los amores.
Y la lluvia y los truenos,
y ojos tristes.
Pero un día el destino, singular y maléfico artificio,
nos rozó: rojo y negro.
En las madres sonó el grito
y a la vez verde aliento los detuvo
un instante,
siempre ajeno,
siempre nuestro.
Veo manos que se alargan
en pedazos, entre muecas sin sentido
y enseguida lluevan lágrimas,
amistad, abrazo y beso.
Imagino que en el aire hay sonidos
que envolvieron el dolor
y a la vez lo empujan,
en el tiempo.
Imagino 13 años,
imagino que los ojos de les otres
son los míos,
imagino una mueca
que me alienta.
Imagino nuevos ojos,
imagino 15 años,
carcajadas y respuestas.
Imagino que mis pies son las huellas esperadas.
Y otra vez
tu sonrisa.
Imagino.
Imagino 16.
Imagen: César López Claro. Pintor argentino (1912-2005)