Por Héctor Corti
Como cada año, en la tierra norteña de Sonora se realizó con sonoridad la Fiesta del Sonido y del Soneto, en la que cada sonorense participó en el festejo e hizo su parte para deleitar a los visitantes.
Por Héctor Corti
Como cada año, en la tierra norteña de Sonora se realizó con sonoridad la Fiesta del Sonido y del Soneto, en la que cada sonorense participó en el festejo e hizo su parte para deleitar a los visitantes.
Por Fernanda Benedetti
El cielo marrón y dos lunas, una hecha de blonda calada infinitamente y la otra de un óleo grueso con pinceladas de a golpes blancas y grises. Un volcán en erupción que chorrea brea caliente, negra, opaca, que desciende cual río la ladera e inunda la base, como sumergiendo al volcán en su propia furia, llegando al mar, que azota la costa con una brutalidad increíble, acorralando contra la negrura que hierve, a toda esa masa deshecha, que el terror y el espanto rompió en mil pedazos, al borde de transformarlos en basura. La blonda atrapada de pena, se va dejando llenar sus agujeros por los miles de tentáculos del magma emergente, para sumergirse lentamente en el infierno.
Por Eustaquio Soria
Qué afortunadas que son la luna y esa estrella que está al lado en el espacio aséptico. La noche de mañana volveré a mirarla y estarán allí, otra vez, guardando distancia celestial, misteriosa distancia.
Por Beatriz Heber
Estoy sentada en la reposera bajo la sombrilla que me protege del sol ardiente en esta playa a la hora de las sombras más cortas. Las olas del mar hasta hace poco lentas y suaves ahora se suceden vertiginosamente en picos que el sol hace destellar. Aunque estoy lejos del mar algunas gotitas me están mojando.
Por Héctor Corti
Veo la oscuridad. Negra, profunda, densa. Incrustada en mis pupilas. Vencedora sobre mi intento de conseguir un vestigio de luz. Tenebrosa. Fantasmal. Agobiante. Protagonista de una irreal realidad.