17 de septiembre de 2021

LA LUNA Y SU ECO

 

Por Fernanda Benedetti

El cielo marrón y dos lunas, una hecha de blonda calada infinitamente y la otra de un óleo grueso con pinceladas de a golpes blancas y grises. Un volcán en erupción que chorrea brea caliente, negra, opaca, que desciende cual río la ladera e inunda la base, como sumergiendo al volcán en su propia furia, llegando al mar, que azota la costa con una brutalidad increíble, acorralando contra la negrura que hierve, a toda esa masa deshecha, que el terror y el espanto rompió en mil pedazos, al borde de transformarlos en basura. La blonda atrapada de pena, se va dejando llenar sus agujeros por los miles de tentáculos del magma emergente, para sumergirse lentamente en el infierno.

Luna. Luna brillante. Luna que todo lo sabe. Vigía nocturno, que estas desde siempre y para siempre. Y hechas luces. Luna que acuna. Que da sosiego, partiendo el horror. Luna, me ahogo. Y me quemo. Y te miro.

Ilustración: La luna y su eco de Antonio Berni