–No es más que un simple espantapájaros- se dijo así mismo y volvió a la cama.
Podía sentir el palpitar de su corazón como un tambor vibrante en sus sienes. Hundió la cara en la almohada para no pensar, pero no pudo, ahí estaban esos ojos clavados en él.
- Es un estúpido espantapájaros- repetía en silencio.
Era inútil, la idea de esos ojos fijos lo invadía. Esos ojos que se dedicaban a custodiar cabezas, ahora lo asechaban como si él fuera uno más del huerto. Sentía cómo su pulso se aceleraba y un sudor frío humedecía su ropa. El cuerpo no le respondía; otra vez estaba de pie frente a la ventana con esa tela asquerosa que lo arañaba entre sus manos. Los ojos buscaban en la oscuridad del huerto sin lograr ver nada, entonces sintió como si algo cortara el aire de un solo golpe y se vio rodar por el suelo como un balón desinflado.
La briza le tocó las mejillas despeinándolo suavemente. La luna bañaba la noche, la veía caer y envolver el huerto con la fragilidad intensa de un globo de cumpleaños. Desde allí observó su ventana abierta, esa odiosa tela que la cubría había desaparecido.
Lunes 10 de octubre, estudiante universitario fue encontrado colgado del cortinado de su cuarto esta mañana, las autoridades confirma el suicidio, se lee en el encabezado del diario matutino.