27 de abril de 2020

LA SEÑORA F VOLÓ POR LOS AIRES

Por Susana Basilico

La señora F cumplía rigurosamente la cuarentena, casi con fervor religioso.
-Todo me lo hago traer a mi casa, no puedo salir. ¿O te olvidás lo que tuve? ¡Si me quedé sin olfato!– repetía a sus amigas en interminables charlas telefónicas.
Aquel día había hecho un pedido al súper de su barrio. Ya eran las 5 de la tarde y había puesto a calentar el agua para el té en el pequeño jarrito que usaba siempre. A pesar de haber sido criada en el interior, lejos de toda influencia británica, asumía esa costumbre importada del five o´clock tea como una de sus pocas excentricidades. La apasionaba esa fría formalidad inglesa. Justo en el momento que el agua comenzaba a hervir, tocó el timbre el cadete del súper que le dejaba todo en la puerta. Entonces ella cargó las bolsas hasta la cocina, sin advertir que el pequeño jarrito hirviente se había corrido y volcado su contenido sobre la hornalla. Prendió la luz…