Por Luis Roberto Acosta
De
pronto la puerta se abre,
¡Oh
sorpresa!
No
esperábamos a nadie. Estábamos todos.
Las
miradas a la puerta nos emparentaban a cacatúas.
Aparece
un hombre, percibe las energías de no pertenecer;
Solo
atinó a decir: “practico salto mortal”. Y se fue.